Según la leyenda, los gatos descienden del león y del mono,
de quien heredaron el placer por el juego. Ciertamente, la forma de jugar de
los gatos es uno de sus rasgos más atractivos. Son siempre imprevisibles y
capaces de realizar proezas atléticas y agraciadas increíbles, pasan de
períodos prolongados de inactividad y sueño que aparentemente ocupan la mayor
parte de su tiempo a descargas de energías. Los gatos parecen amar las
actividades lúdicas. Por ello estas sesiones tienen una finalidad práctica: «entrenamiento».
Para poder capturar sus presas los gatos tienen que ser impetuosos y ágiles,
capaces de reaccionar rápidamente y precisamente, en forma coordinada. Y para
procrear, defender su territorio y mantener su posición en la jerarquía local,
el gato tiene que estar saludable y en buenas condiciones físicas.El juego
comienza a la más tierna edad. A partir de la tercera semana empiezan a
desarrollar un extenso repertorio de comportamiento. Los mininos soban a su
madre para estimular la producción de leche. Cuando comienza el destete, los
cachorros acceden a las primeras etapas de su aprendizaje. Dan golpes con las
patas, tratan de romper objetos con sus garras, y son estimulados.
Anatolia
En Anatolia sur-occidental (Hacilar), salieron a la luz unas estatuillas de
unos ocho mil años de antiguedad, en las que están representadas mujeres que
alimentan o juegan con gatos.
Antiguo Egipto
Otros hallazgos arqueológicos han demostrado que en Egipto, seis mil años
atrás, existía la cría de gatos; por lo tanto, es probable que hayan sido los
egipcios los primeros en domesticar a los gatos, al menos en gran escala.
Se cree que todas las razas de gatos domésticos proceden del gato egipcio, que
vivía en el valle del Nilo. Originariamente, era un gato montés nubio, al que
los egipcios domesticaron hace más de 4 000 años. Ya entonces se comprobó que
este animal constituía una compañía agradable y que era un magnifico cazador de
pequeños roedores y de otros animales dañinos. Pero, para este pueblo de la
antigüedad, suponía algo más que un simple animal doméstico. Se le tributaba
una religiosa adoración y la persona que hería o mataba a uno de ellos era
castigada con la pena de muerte. Nunca este felino desempeñó en la sociedad
humana un papel tan importante.Parece ser que, en el curso de la quinta
dinastía faraónica, los pequeños felinos fueron introducidos en los templos. De
esta manera, el gato domestico se convirtió en un animal sagrado para los
egipcios, que creían que la diosa Bastet (representada por una figura de mujer
con cabeza de gato) podía vivir en el cuerpo de los gatos y sondeaba, a través
de los ojos de estos animales, el animo del hombre, controlando sus acciones.
También Ra, dios del sol, creíase que asumía la semblanza de un gato macho
cuando descendía a la tierra.
En el antiguo Egipto existían leyes que impedían rigurosamente exportar gatos,
y los ciudadanos egipcios que encontraban uno fuera de sus fronteras debían
intentar llevarlo a la patria. Causar la muerte de un gato, aunque fuera por
accidente, era delito mas grave que el asesinato de un hombre y venía castigado
siempre con la muerte.Cuando un gato de casa moría, los miembros de la familia
guardaban riguroso luto y se afeitaban las cejas como signo manifiesto de su
dolor. Si teman medios, los propietarios procedían a momificar el cuerpo del
animal y a enterrarlo con solemnidad en un sarcófago. En caso de incendio, el
gato era el primero en ser puesto a salvo.Cada niño egipcio era consagrado a un
gato desde el momento del nacimiento, y durante toda la vida debía llevar un
medallón con la efigie del animal.
Los antiguos egipcios fueron los primeros en domesticar los gatos salvajes.
Para ellos el gato fue ya un animal doméstico útil, pero también lo adoraron
como a un ser divino: estaba consagrado a la diosa Bastet, a la que se
representaba con cabeza de gato.
Los gatos muertos se embalsamaban; se ha encontrado gran cantidad de momias de
gato. A mediados del siglo XIX, en un templo levantado en honor de la diosa
Bastet se hallaron 300,000 gatos momificados.
Una de las principales fiestas religiosas egipcias se celebraba en Bubastis
—ciudad sobre el delta del Nilo que durante la vigésima dinastía faraónica se
convirtió en la capital— en honor a la diosa Bastet. Herodoto, que asistió a
una de aquellas fiestas, en el siglo v a.C., refirió que cada primavera
participaban mas de setecientas mil personas en dicha manifestación.
Aparte de las creencias religiosas, los gatos eran valora-dos en Egipto porque
salvaguardaban de la acción destructora de las ratas las cosechas anuales
obtenidas de las riveras del Nilo y almacenadas para hacer frente a los duros
períodos de sequía.
Incas
Del examen de antiquísimas cerámicas peruanas se ha demostrado que también en
algunas poblaciones primitivas precedentes a la civilización inca, el gato
domestico era conocido y venerado; un ulterior testimonio de los misteriosos
lazos que parecen unir a la civilización egipcia con aquella de América del
Sur.
India
Además, aproximadamente en el mismo periodo en que los gatos domésticos se
difundían en Egipto, otros gatos domésticos debían de existir también en la
India, como se deduce de ocasionales indicios hallados en antiguos manuscritos
en sánscrito.
África
Es, pues, licito creer que los actuales gatos domésticos derivan de aquellos
provenientes de África cruzados con los importados de Asia, ya que los gatos
son capaces de volver a la vida salvaje; seguramente entre los antepasados de
los actuales gatos domésticos existen también otras especies de gatos salvajes.
Fenicios y Romanos
Si a los antiguos egipcios y a los indios (no mencionaremos a las antiguas
poblaciones peruanas, ya que en el momento del descubrimiento de América el
gato domestico resultaba desconocido en ese continente) se puede atribuir el
merito de haber domesticado a los felinos, a los fenicios y, sobre todo, a los
romanos debemos, aunque en época imprecisa, su difusión en Europa.
Símbolo de victoria
Para los romanos, los gatos eran símbolos de victoria, y se los llevaban con
ellos allí donde fuesen sus legiones. De esta manera, fueron conocidos en todos
los países que formaban parte del Imperio, incluida la Bretaña, donde, a pesar
de existir en abundancia gatos salvajes, el gato domestico se desconocía.
La diosa Libertas
Los romanos apreciaban el espíritu de independencia del felino domestico, hasta
el punto de que la diosa Libertas era representada con la imagen de un gato,
símbolo de absoluta libertad. En el siglo I d.C. fueron proclamadas, en Roma,
leyes severas para la protección del gato.
Europa: edad media (supersticiones y brujerías)
Con la llegada de la Edad Media empezaron los tiempos duros para los gatos. La
ignorante superstición empujo a la matanza sistemática de estos animales.
Bastaba la posesión de un gato para poder acusar a una persona de brujería, y
si se trataba de un gato negro, la condena era segura.
Fueron bárbaramente asesinados centenares de miles de hombres y millones de
gatos, que eran torturados de todas las formas. Durante los siglos oscuros, la
persecución de los gatos fue activísima en toda la beata Europa (tanto, que
sorprende que no se llegase a la completa extinción de este animal), sobre todo
en Inglaterra, Alemania y Francia, país, este ultimo, donde era usanza festejar
el día de los Santos quemando en las plazas publicas cestas, barriles y sacos
llenos de gatos vivos. Esta costumbre, difícil de decir si mas idiota y cruel
que blasfema, fue definitivamente abolida en el ano 1648.
De la loca persecución en perjuicio de los gatos —tan diferente de las
civilizaciones egipcia y romana— se beneficiaron, sobre todo, las ratas, que se
multiplicaron en numero vertiginoso, invadiendo los campos, pueblos y ciudades,
destruyendo enormes cantidades de genero alimenticio y difundiendo la peste.
Europa siglo xx
Solo en el siglo xix los europeos empezaron a darse cuenta de la importancia de
los gatos. Recordemos, por otra parte, que en Australia el gato era
completamente desconocido (en el novísimo Continente faltaban también felinos
de otros géneros), hasta que no fueron importados por los primeros
colonizadores europeos.
Actualmente
Actualmente, en muchos países, reglamentos especiales protegen a los gatos de
los malos tratos. Existen leyes que prevén, entre otros, el derecho del
propietario de un gato a ser recompensado por quien hiere o mata al animal, y
otras que condenan a penas a los propietarios que no protegen a su gato de
actos de crueldad y de inútiles sufrimientos, como por ejemplo de
intervenciones quirúrgicas sin anestesia. En algunas ciudades de los Estados
Unidos de América los gatos están registrados y deben llevar en el cuello una
pequena campanilla.
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