Sociabilidad, comportamiento, y costumbres
Etológicamente, los gatos ven a los humanos como a un sustituto de sus madres, viviendo una especie de prolongación durante su madurez de la época en la que son cachorros.
Al contrario de lo que se suele suponer, en estado salvaje el gato es un animal muy social, que llega a establecer colonias más o menos jerarquizadas. Es un animal cazador y los machos marcan el territorio orinando.
Pueden sufrir enfermedades psicológicas tales como el estrés. Al igual que un humano estresado, tenderá a desarrollar un comportamiento neurótico.
Su vejez no es gradual, como la humana, sino abrupta. Dura aproximadamente un año y desemboca en la muerte. Un ejemplar viejo desarrolla cataratas y se vuelve más lento. También pierde el olfato. Generalmente duerme todo el día, sin desarrollar ninguna otra actividad, muestra de su extremo cansancio.
Sociabilidad
El comportamiento social de los gatos no
sólo ha sido motivo de discusión entre los especialistas en comportamiento
animal, sino también de entre éstos y los propietarios de estos animales de
compañía. Entre los primeros, las opiniones comprenden un rango acotado desde
aquellos que opinan que los gatos son una especie asocial hasta los que
sostienen que este tipo de felinos pertenecen a una especie parcialmente
social. Por el contrario los dueños de los gatos no dudan en afirmar que estas
opiniones son totalmente incorrectas y que sus animales son altamente
sociables.
Los gatos, a diferencia de los perros, son animales
territoriales, por ejemplo, los gatos tienen un comportamiento muy específico
basado en la gestión de su territorio. Sólo cuando se sienten seguros en su
territorio, desarrollan una relación con las personas o con otros animales.
Los animales solitarios como los gatos, necesitan
independencia y privacidad. No les suele gustar compartir su territorio con
otros individuos, sean estos otros gatos, otras mascotas o personas
Costumbre
A veces al ver a nuestro gato correr a altas horas de la
madrugada, beber de un grifo goteando o oírle rechinar sus dientes al lado de
una ventana, hemos pensado que nuestra mascota no estaba bien de la cabeza.
Esto sucede porque le observamos desde nuestro punto de vista , pasando por
alto su instinto. cuando los felinos actúan de modo extraño, puede ser porque
perciben estímulos que nosotros no podemos oír, ni ver.
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